El río suena, y no son piedras…

Laboratorio de Edición en El Banco, Magdalena llevado a cabo del 21 de junio hasta el 13 de julio.

Richard Bent Cano y Melquin Merchán

En el momento de encarar la realización del laboratorio El Río Suena y no son las piedras… me embarqué en una poderosa fantasía alimentada por las leyendas de pocabuyes, y malibues. Visitaría las peñas de Benkos, justo en la Y que se forma del encuentro entre los ríos Magdalena Y Cesar,  el lugar donde José Domingo Ortiz fundó el poblado que hoy ostenta el honroso título de la capital imperial de la cumbia,  El Banco Magdalena. 

La búsqueda inicial estaba orientada a la improvisación, al repentismo como concepto y forma; a la décima como estructura poética de uso popular en el caribe continental colombiano (en este caso el vehículo repentista), y todo, dentro del marco que ofrece la sonoridad regional vinculada a la naturaleza, al río como sujeto y a la música tradicional. Esta indagación tuvo dos cauces principales:

Por un lado la realización de una serie de talleres de creación compartida, en los que a través de la interacción sensible con la naturaleza, sus texturas, aromas y sonidos en diálogo con la sonoridad tradicional se construiría de manera repentina, o no, décimas o textos en forma poética, los cuales como parte del ejercicio de creación serían sonorizados y recitados en voz alta (cantados) en una acción pública.  Pese a que fue complejo la recepción de la convocatoria la puesta en marcha de estas actividades condujo a nuevos encuentros, finalmente asistieron personas que provenían de diferentes disciplinas: artes visuales, ingeniería ambiental y el baile.

El segundo cauce conllevó una serie de encuentros en patios y solares, entrevistas que fueron fundamentales. Tras estos encuentros, en especial con el investigador Martín España, supimos que para entender culturalmente a El Banco debemos analizar su relación con las poblaciones circundantes. 

Así arrancamos viaje en moto y chalupa, por tierra, río y ciénaga, conversamos con el maestro y cantaor Grilbin Sáenz en San Martín de Loba Bolívar; con el poeta Jaime Barroso y con la bailaora Maria Fernanda Vilardi en el Banco; con el profesor Diógenes Pino y con la cantadora Damaris Sayas en Tamalameque Cesar; con Héctor Rapalino en Chimichagua. 

Cada etapa nos llevó a los “Bailes Cantaos”, concretamente a la práctica artística de la tambora. Ésta en su naturaleza posee diversas capas de riqueza semántica, que van desde el baile como expresión del pensamiento kinetico; pasando por lo músical (ritmo, melodía y tiempo), en las palmas en el golpe, en el sonido del millo, hasta llegar a lo poético como expresión del pensamiento en la palabra cantada, juntanza colectiva como un ejercicio de creación comunitaria.

Entre entrevistas y exploraciones se evidenció que la práctica de la décima no cuenta con arraigo entre los pobladores de El Banco, igualmente encontramos la necesidad de espacios de difusión e intercambio de saberes, ahí re-planteamos el laboratorio decidiendo hacer del recorrido el cuerpo del proyecto, una cartografía digital que conecte los lugares visitados, las personas, sus voces y nuestro recorrido en moto y en chalupa, con El Banco como eje y con la tambora como transversal temática.

Audio 1 Jaime Barroso

Ebanista y poeta del Banco Magdalena. Este audio comparte impresiones y experiencias en el desarrollo de su trabajo como poeta y cantador de poesía. Nos habla de su recorrido y de la importancia de ésta en el imaginario cultural caribeño.

 

Audio 2 Maria Fernanda Vilardy

Abogada bailadora  y cantadora del banco Magdalena, actualmente Princesa nacional del Folclor, distinción obtenida en el reinado nacional del folclor representado al Magdalena. Nos comparte su experiencia como bailadora y lo que esto le ha significado, como el acceso a la universidad, ya que pudo estudiar gracias a una beca que obtuvo por su dedicación al baile.

Audio profesor Diógenes Pino

Docente, teórico e investigador de Tamalameque Cesar, nos habla de la parte teórica del origen de la tambora y la relación de la tambora con el vallenato y su presencia en el departamento del Cesar, algo que se quiere dejar de lado sobre la base del discurso del Vallenato.

Audio profesor Hector Rapalino

Heredero de una dinastía dedicada a conservar la  tradición del trabajo de la música en Chimichagua, es músico escritor, compositor, bailador y cantador, su familia está dedicada al cultivo de los bailes cantados, y para él es fundamental el legado de su familia, tiene una función pedagógica de la comunidad y hace una labor en la conservación de la práctica. 

Créditos: Richard Bent Cano y Melquin Merchán

Registro: Richard Bent Cano y Melquin Merchán

Agradecimientos a: Héctor Rapalino, María Vilardy, Jaime Barroso, Carlos Simanca, Andrés Martínez, Edgar Polo, Damaris Sayas, Jorge Aranzalez, Diogenes Pino, Néstor Zambrano Flores y María José Diaz.